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Tras una larga enfermedad
Profundo dolor en Pilar por el fallecimiento de Gladys Zúccaro
La hermana del intendente municipal murió ayer al mediodía en el Hospital Alemán. La mujer había luchado durante casi dos años contra un cáncer de pulmón. Se decretaron tres días de duelo y las banderas flamearán a media asta en todo el distrito. Todo el pueblo brindó su pésame a la familia.
 Ayer por la tarde falleció, a los 44 años, Gladys Zúccaro, la hermana del intendente de Pilar, Humberto Zúccaro, tras haber combatido durante casi dos años contra un cáncer de pulmón.
El deceso se produjo en horas del mediodía, cerca de las 13,30, en las instalaciones del Hospital Alemán de la Ciudad de Buenos Aires, lugar en el que Gladys había sido trasladada tras haber sufrido una descompensación derivada de la enfermedad.
Sus restos fueron directamente trasladados al cementerio de Pilar, lugar en donde descansa ya junto a su padre, Vicente Zúccaro.
Tras el fallecimiento, se decretaron tres días de duelo, las banderas flamearán a media asta en todas las dependencias municipales y se suspendieron todas las actividades oficiales.
Gladys Zúccaro fue una de las personas que supo acompañar desde un primer momento al proyecto político de su hermano, lo que le valió ganarse el puesto al frente de la Secretaría de Desarrollo Humano y Social – una de las áreas más sensibles de la comuna – una vez que Humberto Zúccaro asumiera como intendente, en el año 2003.
Gladys, como la conocían todos sus allegados y el pueblo de Pilar, se desempeñó en ese puesto hasta que su cuerpo se lo permitió. Sin embargo desde el interior de la secretaría sus colaboradoras siempre destacaron el empeño, el tesón y la fuerza que le imprimió a su trabajo a tal punto que ya con pocas fuerzas seguía dirigiendo y organizando el trabajo de sus compañeras y colegas.
El cáncer de pulmón la fue debilitando y desde el entorno familiar hicieron hasta lo imposible en pos de mejorarle la calidad de vida. En ese sentido, fueron dos las veces que Gladys Zúccaro y su hermano viajaron hasta la República Popular de China, al otro lado del continente, en busca de una cura. Allí, según explicaron varias veces desde el municipio, se le realizó un tratamiento con rayos denominados Gamma Knife, técnica que se utiliza para tratar algunos tipos de cáncer.
Tras los viajes, la mejoría de la funcionaria era notable al punto que siempre volvía a aparecer en actos públicos junto a su hermano, todo un signo de lucha y perseverancia. Así fue que se la vio cuando Zúccaro anunció su reelección, en diferentes actos de entrega de pensiones a personas necesitadas y siempre recibiendo el cariño y afecto de todo el pueblo pilarense, ese mismo que hoy la llora y la recuerda como una ferviente luchadora incansable en todos los aspectos de su vida.
Sin embargo, sin tregua, la enfermedad volvía a avanzar y en los últimos dos meses su salud se volvió crítica.
“Fue una trabajadora incansable por los necesitados, y realizó siempre una tarea destacada mereciendo el respeto y consideración de toda la comunidad”, la recuerdan sus compañeros.
La última aparición pública de Gladys Zúccaro fue el pasado 4 de agosto, día en el que acompañó al intendente a realizar un anuncio clave para la gestión en momentos de mayor turbulencia tras la salida de varios funcionarios cuestionados.
Gladys Zúccaro estuvo allí, al lado de su hermano, apuntándole las nuevas incorporaciones del gabinete.
Casi igual que cuando lo acompañaba como secretaria en el consultorio que Humberto abrió apenas se recibió de médico, en el centro de Pilar.
En esa última aparición pública, Zúccaro dejó en manos de su hermana una nueva responsabilidad: ese día decidió el traspaso de la Dirección de Tierras y Urbanismo a la dependencia de Desarrollo Humano y Social, área comandada por Gladys Zúccaro, una incondicional.
“Gladys va a saber manejar el área sin clientelismo ni política en el medio”, sonreía Zúccaro mientras le guiñaba el ojo a su hermana.
Ayer, cerca de las 18, se dio santa sepultura a los restos de Gladys, en una ceremonia religiosa encabezada por el cura párroco Tomás Llorente, acompañados, en silencio, por la familia de Gladys, amigos, funcionarios y empleados municipales.
El féretro de Gladys fue colocado junto al de su padre, Vicente Zúccaro, y antes de ser cubierto de tierra, Humberto, en el último adiós, depositó uno de los pocos ramos de rosas que los dolientes llevaban en sus manos. Una ceremonia austera, sencilla, para una mujer que, sumamente comprometida, dejó todo al lado de su hermano.
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