Informe
Microemprendimientos: Una alternativa laboral para suplir el asistencialismo estatal
Es una de las actividades que los desocupados comenzaron a poner en práctica con el fin de obtener una salida laboral genuina. En Pilar existen 140 proyectos de microemprendedores que sortearon la adversidad y hoy se sienten orgullosos de sus logros. Con aportes del Ministerio de Desarrollo de la Nación se podrá habilitar la compra de las herramientas necesarias para 13 nuevos proyectos.
La situación de desocupado suele ser un flagelo que muchos ciudadanos sufren a diario, pero el sufrimiento aún es mayor cuando detrás de la figura de sostén hay una familia que requiere de cuidados. Sobreponerse a ese estado desesperante corre por cuenta de los propios protagonistas quienes día a día se encuentran con obstáculos difíciles de sortear y donde el ingenio, la perseverancia y el esfuerzo deben ser las premisas fundamentales. Sin duda que hay factores que agravan la salida de la desocupación, más en una sociedad que tiene como característica la exclusión y la marginación: edad, estudios, nivel de los mismos, status, etc. son trabas que atentan contra los que intentan conseguir un trabajo. Ese fue el caso de Marcela y Claudio, ambos se quedaron sin su fuente laboral, el destino les jugó una mala pasada y de un día para el otro la fábrica en la trabajaban cerró sus puertas dejándolos – literalmente – en la calle. Pensaron que no había vuelta atrás, pero la historia cambió cuando se enteraron de la posibilidad de los microemprendimientos. A partir de ahora, ellos serían sus propios jefes, idearían un proyecto productivo y lo pondrían en marcha. De esa forma los microemprendedores fueron apareciendo como un eslabón más en la cadena de producción. Pero no sólo se trata de volver al ruedo, porque detrás de cada uno de los proyectos hay historias de vidas que lograron sortear la adversidad para no caer en la tan conocida ayuda asistencial que aporta el Estado, el bastón blanco de los ciegos de la sociedad o las sogas de auxilio que nunca serán pasaje a la solución necesaria. Con esta oportunidad, les apareció la posibilidad de trabajo genuino, generado a partir de sus propias habilidades.
A partir del proyecto de Microemprendimientos “Manos a la Obra”, los planes comenzaron a hacerse visibles en Pilar: en la actualidad ya son 140 los que se encuentran en marcha, beneficiando a sus creadores, por lo menos tres personas por cada beneficio. Las tipologías en las que se enmarcan son dos; una orientada a las personas netamente desocupadas y otra a los que recibían el Plan Jefes de Hogar y los rubros son variados, siempre atendiendo a que sean proyectos productivos no agropecuarios. Entre ellos figuran talleres de carpintería, herrería, textiles y gastronomía. Para la puesta en marcha de los proyectos, los mismos son evaluados por el Ministerio de Desarrollo de la Nación y una vez aprobados, los beneficiarios reciben una ayuda económica para la compra de los materiales necesarios para la puesta en marcha de los microemprendimientos. El aporte es de entre 8 mil y 16 mil pesos por proyecto, teniendo en cuenta la complejidad del proyecto. En este sentido, la titular del área de ayuda al Microemprendedor de Pilar, Sandra Fascio, destacó que además de los proyectos que ya están en marcha, “se espera para los próximos meses recibir los fondos – cerca de 15 mil pesos - para la compra de los materiales que ayudarán a poner en funcionamiento 13 proyectos más. “La idea fundamental es poder ayudar a aquellas personas que se quedaron sin su fuente laboral, pero al mismo tiempo lograr que sus ideas perduren en el tiempo para evitar el fracaso. Apuntamos a ver cuál es la realidad de cada uno de los barrios y en función de eso evitar que los emprendimientos se repitan, y así poder hacer convivir una diversidad que ayuda a que todos puedan explotar sus proyectos”.
Plan integral
A la hora de presentar un proyecto se tienen en cuenta ciertas características necesarias para la puesta en marcha. Estas están directamente relacionadas con la observación de que la idea no sea repetida y se compruebe su viabilidad. Esas observaciones hicieron que los responsables de la ayuda a microemprendedores pongan en marcha un Plan Integral basado en la convivencia y colaboración mutua entre proyectos. “En un barrio, hay distintos rubros que aportan cosas diferentes y con el plan lo que se busca es que los microemprendedores tercericen la producción a otros emprendedores y no a empresas o particulares”, adujo Fascio.
Capacitación
Para fomentar la perdurabilidad de los proyectos, desde el área de Ayuda a los microemprendedores se organizan charlas de capacitación para ayudarlos a afrontar posibles conflictos en el desarrollo de las tareas que ponen en marcha. “Un microemprendedor busca, tiene curiosidad y trata de completarse, debe conocer todo lo que no sabe y al mismo tiempo no creer que lo sabe todo. En algunas situaciones nos creemos con la omnipotencia de poder hacer todo y eso nos hace víctimas de nuestras buenas ideas”, destacan los capacitadores.
Acercarles las herramientas, acompañarlos en el proceso de trabajo, brindarles capacitación y aportarles ideas nuevas es una forma de fomentar a los microemprendedores para que no bajen los brazos y para que el esfuerzo que realizan pueda rendir sus frutos, con éxito. El camino hacia la dignidad está marcado, sólo hay que arriesgar.
Patricia Alba
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