Una integración que pese a los esfuerzos aún tiene deudas pendientes
De 7 líneas de colectivos comunales, apenas 1 tiene unidades para discapacitados
Sobre un total de casi un centenar de coches, seis están adaptados para transportar a personas con problemas motores. El gobierno admite la falencia y trabaja para revertir la situación. De todos modos, es la primera gestión que puso el tema de la discapacidad al tope de la agenda.
Francisco esperó pacientemente. Gracias a la ayuda de su hermano pudo llegar, en su silla de ruedas, al lugar en donde debía tomar el colectivo, en la terminal de Pilar. La incomodidad para desplazarse entre tanta gente, y la ausencia de un camino adecuado a su situación no lo frenaron. Casi nada lo frenó desde aquel accidente a bordo de su moto. “Sólo mis piernas dejaron de caminar”, sonríe lleno de una entereza envidiable.
Pero Francisco, aunque suene casi insultante, tiene suerte: utiliza para ir a Derqui, donde vive, la línea de colectivos 520 (la Central de Escobar), la única empresa de transporte público comunal que tiene unidades adaptadas para discapacitados. Tal deficiencia, de hecho, ha generado que varias personas con discapacidad motriz, —unas 1336 personas, según un relevamiento de la Dirección para la Discapacidad— hayan tenido que desistir de movilizarse en colectivos y tomar la opción de transportes contratados, o remises.
En total, siete líneas de colectivos (501, 502, 506, 510, 511, 520 y 507)
transitan territorio pilarense (sin contar las que unen Pilar con otras comunas), las que entre todas suman poco menos de cien unidades, de las cuales apenas 6 (¡!) están adaptadas para discapacitados.
En el marco de un gobierno que por primera vez ha puesto la problemática de la discapacidad en el centro de la escena —creó la Dirección para la Discapacidad, relanzó y puso en funcionamiento el Consejo del Discapacitado, y arbitró un importante abanico de acciones tendientes a integrar y mejorar la calidad de vida de las personas con capacidades diferentes (Tercer Encuentro...)—, el transporte aún es deuda pendiente.
Problema de fondo
El gobierno, cuando licitó los pisos de la mayoría de las líneas comunales a fines de 2004, explicitó en los pliegos de bases y condiciones que aquellas empresas que presenten unidades adaptadas especialmente para discapacitados motrices iban a correr con ventajas por sobre las otras. Sólo la Central de Escobar cumplió, con un requisito que, vale la aclaración, no era obligatorio. Pero no porque desde la gestión no se haya entendido que el transporte público debe ser universal y de libre disponibilidad para todos, sino por una sencilla y cruda realidad: las calles de Pilar aún no están aptas para este tipo de transporte.
“Los colectivos adaptados con rampas para discapacitados son de pisos bajos y deben tener un cordón en la vereda en donde apoyar la plataforma y levantar las sillas de ruedas. Y en Pilar no hay muchos trayectos que cuenten íntegramente con esta capacidad”, explicó a Pilar de Todos el Subsecretario de Transporte, Pablo Martínez.
Respecto al recorrido interno que las líneas sí podrían hacer en los barrios asfaltados, Martínez también encontró allí otro obstáculo: la estrechez de las calles.
“Estos tipos de vehículos no sirven para recorrer los barrios, porque por el largo que tienen no doblan en las esquinas”, se lamentó el funcionario.
Según datos de la Subsecretaría, de casi el centenar de unidades comunales que surcan territorio pilarense, y que soportan a unos 12 millones de pasajeros anuales, apenas media docena está adaptada para discapacitados, puntualmente una porción de vehículos con los que cuenta la 520.
“La situación del transporte no es sencilla y se vuelve cada vez más compleja, porque (tal como reflejara un informe de Pilar de Todos de su última edición gráfica) llegan por mes al distrito unos 600 nuevos habitantes, lo que en primera instancia repercute en el transporte. Pero por eso el gobierno ha priorizado el asfalto en los barrios, porque eso significa solucionar los problemas de fondo, una mejor calidad de vida, y más colectivos, tanto para los pasajeros que no tienen problemas físicos como para los pasajeros con capacidades diferentes”, argumentó Martínez.
Por primera vez, el gobierno del intendente Humberto Zúccaro ha instrumentado una serie de medidas con la finalidad de mejorar la calidad de vida de las personas con capacidades diferentes. Cursos de computación para no videntes, teatro integrado, apoyo a las Olimpiadas Especiales, pensiones graciables o pases para transporte gratuito, sólo son parte de la política de integración que ha emprendido con bastante tino la gestión actual, respecto a una problemática que las administraciones se encargaban de meter debajo de la alfombra. Sin embargo, aún falta resolver quizá uno de los temas más complejos: el de los colectivos. Ojalá el camino de la solución pueda vislumbrarse pronto, y sin obstáculos como los que hoy encuentran los que no tienen la misma “suerte” de Francisco.
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