Día de la Madre
Dos historias signadas por el coraje y el amor

Silvina y Eloisa, dos madres unidas por la valentía, el amor a sus hijos y la lucha diaria. Una eligió el camino de la adopción y la otra ayuda a su hijo a salir adelante día a día. Dos ejemplos de mamás con un gran corazón.

Son las que derrochan amor constate a pesar de las circunstancias, las que nos ayudan a transitar los difíciles caminos que la vida nos propone, las que siempre tienen la palabra justa en el momento indicado, las que viven por y para sus hijos.
Son nuestras madres. Rescatar sus historias es un trabajo gratificante que pone de manifiesto sus fortalezas, valentías, y sus enormes corazones. Las hay trabajadoras y modernas, están las que eligen serlo y las que día a día se desviven para que a sus familias no les falte nada. Sería interminable contar cada una de sus historias, como ejemplo ellas sirven para demostrar que el bajar los brazos es una idea que no cabe en sus corazones. Son Silvina y Eloisa, dos mujeres a las que las une la lucha diaria, la fortaleza y el amor que les brindan a sus hijos.
Silvina es maestra y decidió convertirse en mamá hace once años cuando ingresó en un plan para adopción de niños. Recuerda su camino hacia su hijo con emoción, quizás por haber movilizado historias del pasado que hoy la convierten en madre. “Convertirte en mamá no es fácil, y por las vías de la adopción aún más porque el camino es largo y con muchas interrupciones que te vuelven todo atrás”, recuerda Silvina con un nudo en la garganta que intenta disimular.
Pasó por diversos juzgados de distintas provincias, hasta que un 4 de Enero su teléfono sonó... del otro lado estaba la noticia tan esperada: Había nacido un niño y entonces debía decidirse urgente. “Y salimos a buscarlo inmediatamente, nos tomamos un avión y al otro día mi hijo estaba en mis brazos”, recuerda ya entre lágrimas que no intenta disimular.
Ese proceso de cambio tuvo sus momentos en los que se mezclaron una gran cantidad de sensaciones, “Angustia, ansiedad, miedo a que te lo quiten o de que la madre biológica se arrepienta”. Nada de eso sucedió, y hoy Silvina se enorgullece al hablar de su hijo “Es lo mejor que me pasó” dice con la voz entrecortada y sus ojos con lágrimas que ya no puede disimular. 
Indudablemente se trata de una madre con un enorme corazón que tuvo la valentía de cobijar entre sus brazos a un pequeño que hoy es la luz de sus ojos, por quien se desvive y por quien no baja los brazos. Sabe que hay otras mujeres que piensan imitar su historia y para ellas, Silvina brinda su experiencia y aconseja: “mucha preparación para no hacerles daño; a ellos hay que preservarlos, cuidarlos y brindarles mucho amor; como mamás debemos asesorarnos y saber pedir ayuda cuando no estamos seguras de las cosas”. Así lo hizo ella, y hoy disfruta de lo más grande que la vida le dio.

Pelearla día a día
Eloisa se ha convertido en un ejemplo de madre valiente, luchadora. A su hijo, apenas nació, le detectaron una enfermedad llamada meningoseles, una afección en la médula que conlleva trastornos en la movilidad de las extremidades
Y desde ese momento supo que su vida iba a estar dedicada exclusivamente a brindarle una buena calidad de vida. Su historia transcurre entre médicos, análisis y operaciones que hacen que hoy su hijo goce de una buena salud. Sabe que nunca deberá abandonar su lucha diaria aunque “uno a veces se cansa”. Igual, sabés que todo lo que haces es por su bienestar”, asegura Eloisa en una mezcla de alegría y esfuerzo que se traducen en su mirada de madre coraje.
Por su cabeza nunca pasó la idea de abandonar la misión que le pusieron sobre esta tierra y se da fuerzas ella misma diciendo: “hasta que los médicos no me digan hasta acá llegamos, yo voy a seguir adelante, además cuando una mamá ve que su hijo progresa, sentimos que por eso... estamos haciendo las cosas bien”, se reconforta. 
El ánimo es lo que se percibe en su ser y reconoce que durante estos últimos 13 años ha aprendido una infinidad de valores que la diferencian del común de la gente. “Aprendí que siempre hay gente que te apoya; he aprendido a valorar más las pequeñas cosas de la vida y a ser mucho más humano”.
Eloisa sabe que la vida la puso a prueba y que ella aceptó el desafío sin pensarlo. Se armó de coraje, y comenzó a luchar por su hijo y aconseja a otras mamás con palabras muy profundas: “Nunca bajen los brazos, porque por más que se cierren puertas, haya trabas y todo cueste siempre hay que luchar para que ellos salgan adelante, la satisfacción está cuando uno ve los logros a través del tiempo. Ver a tus hijos crecer es lo que te ayuda, te llena y te da fuerzas, y a pesar que sea una lucha diaria.. el esfuerzo vale”.
  

Volver a la Página Principal