Informe
¿Por qué a veces duele tanto ser niños?
En el partido de Pilar, el 88% de los chicos fue víctima de algún tipo de violencia. Además un 13% realiza tareas de callejeo. ¿Cómo forjar un futuro si el presente está signado por la oscuridad?
La pregunta era sencilla, y la respuesta siempre alegraba. Estaba teñida de sueños, ilusiones que casi siempre tenían que ver con anhelos de aventuras por vivir. “¿Qué vas a ser cuándo seas grande?”, preguntaba alguien años atrás a un niño. “Médico, bombero, policía, enfermera”, se apuraban por responder niños y niñas. Y muchos lo hacían realidad. Pero en todos los casos respondían a un panorama en el que los pequeños acunaban sus sueños y los abrazaban con fuerzas. Hoy la situación cambió. La pregunta sigue siendo igual de sencilla. Pero la respuesta pega. “nada, no sé, que te importa”, suelen responder los pequeños que más fuerte se ven golpeados por la realidad.
“No tienen visión de futuro, porque ni siquiera tienen presente”, se lamentó una docente consultada por Pilar de Todos.
Están en su etapa de crecimiento, momento en el que deben disfrutar de todo lo que la vida les ofrece sin preocuparse por grandes cosas, sin embargo es esa misma vida la que les plantea un camino diferente plagado de sinsabores y riesgos constantes.
Los niños y adolescentes, hoy ya no planean juegos o travesuras inocentes, muy por el contrario, se han transformado en pequeños grandes, producto de los duros golpes a los que han tenido que enfrentarse y a los que llegaron gracias al accionar de diversos factores que los tienen de rehenes . Sus modos de actuar han cambiado, los códigos son otros y el comportamiento con el mundo que los rodea está signado por la violencia, en todas sus formas. La ausencia de esperanzas es la culpable de todo.
Según un estudio realizado por la Dirección de Escuelas de la Provincia, se estima que el 88% de los chicos de Pilar tienen una historia de vida atravesada por hechos de violencia física, sexual o emocional.
Las cifras siguen siendo alarmantes y cavan fuertemente en las prácticas sociales de los adolescentes quienes no encuentran otro camino que manifestar su angustia dentro de otros ámbitos. Principalmente en las escuelas. El mismo informe reveló que de un total de 25 escuelas censadas de todo el distrito, a las que acuden 1014 alumnos, un 28% de los niños fue víctima de violencia física; un 56% víctima de violencia emocional y un 4% fue abusado sexualmente.
Pese a los esfuerzos que se realizan en el ámbito académico para intentar brindarles otras expectativas y ayudarlos a transitar su infancia de la mejor manera posible, estas situaciones violentas que les han tocado vivir se traducen continuamente en conductas escolares de apatía o agresividad.
Sin embargo, es indispensable reflexionar y tomar conciencia que detrás de cada número hay un ser que sufre, que día a día se debate entre la vida y la muerte, el riesgo y la exigencia propia de la vida adulta. En suma, es preciso entender que la violencia no solo está relacionada con agresiones puramente físicas sino que la misma se manifiesta por medio de un disparador claro y palpable en varios sectores de la sociedad: las Necesidades Básicas Insatisfechas.
El hecho de que un niño o adolescente deba realizar tareas que corresponden al mundo del adulto, es violencia. También lo es tener que buscar su propio sustento y el de su familia, situaciones que se repiten a diario.
Los números también hablan de ello, y arrojan cifras escalofriantes ya que en Pilar, según las proyeciones del estudio, existe un 13% de jóvenes que deben realizar actividades de callejeo para subsistir. En ese mundo, indudablemente, están sujetos a ritos y códigos específicos de ese espacio, corriendo riesgos constates bajo ningún tipo de amparo. En este sentido los especialistas aseguran que “cuando un chico se enfrenta a estas circunstancias no se lo está reconociendo como niño y consecuentemente se le cercena una parte fundamental de la vida, su infancia”. En tanto, esta situación se agrava aún más si se tiene en cuenta que en la mayoría de los casos los recursos aportados por estos chicos es la única fuente de ingresos familiares.
Debido a estas nuevas formas de vida se entiende que el camino los ha signado para siempre, los ha vuelto vulnerables dejándolos a merced de otros flagelos ya que no están ajenos al consumo de drogas (7%), alcohol (10%) y lo que es aún mas desesperante, sin ningún tipo de proyecto personal y social.
Se le suma a estos datos, familias negligentes, adultos con trastornos psicológicos y/o psiquiátricos, padres presos o dedicados a la prostitución con lo cual se profundiza la crisis a la que los jóvenes quedan expuestos.
Producto de las familias desarticuladas es que también se registraron casos de niños que debieron ser institucionalizados perdiendo así todo contacto con su grupo familiar. En tanto, entre las niñas, se registró un 7,5% de embarazo adolescente cuya causa esta relacionada directamente con la falta de protección, información y educación.
Así, mientras Pilar se erige como “la capital del country y la vida al aire libre”, hay otra realidad que precisa ser revelada.
Causas y consecuencias
Para no quedar sólo en una mera enumeración estadística, es necesario plantear el contexto que se ha gestado alrededor de los niños y jóvenes, principales víctimas de la violencia social.
A la hora de dar explicaciones, es duro pensar que los niños y adolescentes que fueron violentados no tienen vuelta atrás, sus vidas ya están marcadas, pero vale decir que detrás de ellos hay una responsabilidad política, social y ética y que hoy es esa la historia que les toca vivir porque pertenecen a sectores sociales excluidos que han sufrido la violencia de un proceso político neoliberal que los ubicó al margen del acceso a todo. Ese mismo proceso que ni siquiera les permite satisfacer sus necesidades básicas.
Los años `90 han dejado un triste legado, ya que hoy la mitad de la población esta sumida en la extrema pobreza entre los que se registra un alto porcentaje de niños y jóvenes en situación de indigencia.
Además la conjunción de indigencia, falta de hábitat adecuado, malnutrición, analfabetismo de adultos a cargo de niños, constituye hoy una realidad visible que ponen al descubierto la falta de garantías por parte del Estado.
Sin embargo por más culpas que se le adjudiquen a los procesos políticos que precedieron al actual, la realidad marca que una gran porción de los jóvenes no tienen expectativas claras, no tienen acceso a mejorar sus condiciones de vida y por lo tanto avizoran un futuro más que incierto.
Esto constituye un factor claro de violencia.
Datos
Sobre 1014 casos
Víctima de violencia física: 28%
Violencia emocional: 56%.
Abuso sexual: 4%.
Trabajo en la calle: 13%.
Drogas: 7%
Alcohol: 10%
Embarazo adolescente: 7,5 |
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